domingo, 24 de enero de 2016

SOBRE EL ARTE

“El Arte es una necesidad primigenia del ser humano. Tiene que ver con la verdad, que no es la representación exacta de nuestra vida sino su esencia secreta. El territorio de la verdad es el de la intuición profunda, la conciencia, el espíritu, el bien. Allí viven las emociones, los sentimientos y todo lo que no se ajusta a la definición del hombre como animal racional. Es el mismo territorio que ocupa el Arte, que también trasciende por completo la animalidad y no coincide con las medidas de lo racional ni de lo razonable.
A través del Arte se ilumina la verdad del ser humano sin estar condicionada por lo preestablecido. Por eso, nos parece mágico que una sinfonía de Beethoven o la Pirámide de Keops envíen mensajes universales y nos conmuevan a todos. El Arte colma la capacidad simbólica del hombre que reconoce en él la expresión de sus emociones más ocultas. Por eso es una necesidad primigenia.
El Arte necesita un espectador, y solamente puede serlo quien quiera asomarse a la verdad, quien esté educado para percibirla. Si contemplamos las obras de arte desde la indiferencia de quien no ha educado su sensibilidad, se convierten en simples cosas. Para quien no se deja permear por su valor simbólico, un cuadro cuelga de una pared como podría colgar una percha. Sin embargo, para quien sabe verla, una obra de arte es una historia. Y los niños y jóvenes aprecian de corazón, con la sensibilidad intacta, cualquier acercamiento al Arte.
¿Hay lugar para la educación en un museo? No solo la hay sino que la existencia de un museo se fundamenta en su programa educativo. A corto plazo, puede pensarse en llenar las salas de turistas, pero solo con la educación un museo puede seguir siendo un tesoro vivo, solo así tendrá razón de ser mañana. Literalmente, mañana.”

Nota: extracto de artículo de INED21 escrito por Carmen Guaitia 




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