Cándido López nació en Buenos Aires un 29 de agosto
de1840. Pertenece a una generación de artistas que después de estudiar pintura
en Buenos Aires, generalmente en el taller de algún pintor europeo, obtenían
becas para perfeccionar sus estudios en Italia. En el caso de López, sin
embargo, el viaje europeo nunca se concretó, aunque hubo algún proyecto, y en
cambio desarrolló una temprana carrera como pintor y fotógrafo retratista.
Había estudiado con el argentino Carlos Descalzo,
retratista y fotógrafo del que se conocen muy pocos datos, para pasar luego por
el taller del italiano Baldasarre Verazzi, pintor y muralista, que había
llegado a la Argentina en 1853. Durante los años sesenta conoció la obra de
Ignacio Manzoni, otro artista italiano que vivió en nuestro país, y copió
algunos de sus cuadros de batallas según una práctica habitual en la época.
Entre 1859 y 1863 viajó constantemente por la provincia de Buenos Aires, realizando retratos al daguerrotipo y algunas pinturas en Mercedes, Bragado, Chivilcoy, Luján y Carmen de Areco, y estableciendo una sociedad con el fotógrafo Juan Soulá.
Entre 1859 y 1863 viajó constantemente por la provincia de Buenos Aires, realizando retratos al daguerrotipo y algunas pinturas en Mercedes, Bragado, Chivilcoy, Luján y Carmen de Areco, y estableciendo una sociedad con el fotógrafo Juan Soulá.
López trabaja todas las imágenes con el detalle de la miniatura
aplicado a obras, sin embargo, de gran tamaño. Crea estructuras pictóricas
simples y firmes entre los planos de tierra y de cielo y las construcciones de
los campamentos y las presencias de ríos, esteros, árboles y montes. Se trata
de cuadros armados sobre el valor de la narración total y de los fragmentos, y
sobre su veracidad documental.
Cándido López actuó durante uno de los momentos más
importantes de la historia del arte argentino. No sólo fue contemporáneo de
pintores como Eduardo Sívori, Angel Della Valle y Ernesto de la Cárcova, sino
que vivió durante los, años en que se organizó la escena artística nacional con
el surgimiento de la crítica especializada, la Sociedad Estímulo de Bellas
Artes, el Museo Nacional de Bellas Artes, las galerías de arte; las
exposiciones, el coleccionismo y la organización de la enseñanza, la crítica y
las becas de estudio al exterior. Sin embargo, el "manco de
Curupaytí" permaneció ajeno a esta explosión del medio artístico
trabajando aislado en su ciclo central de la Guerra del Paraguay. Su
reconocimiento como uno de los principales pintores del siglo XIX llegó muchos
años después.
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